Soy Helena, tengo treinta años,
trece de casada con Franco el amor de mi
vida, nos conocimos en la secundaria y desde ahí que no nos hemos separado. Él
trabaja en una pequeña empresa de venta de automóviles, está recién surgiendo,
no le va nada mal, ahora saldremos de vacaciones a unas cabañas, será solo una
semana pero no puedo estar más contenta, tengo las maletas listas y solo espero
que regrese del trabajo, fue a dar las ultimas indicaciones antes de marcharnos,
mientras tanto beberé un café cargado, los viajes me ponen algo nerviosa, más
aun si debemos estar siete horas en el auto, en fin.
Mientras tomo mi café caliente
miro por la ventana esperando su llegada, mis manos se entibian lentamente, es
una sensación agradable, amo la cafeína, huele tan bien. Franco llega cuando bebo
el último sorbo, corro hacia la puerta a darle la bienvenida, apenas entra a
casa salto a sus brazos y lo beso muy fuerte en la boca, sabe a cigarrillos.
-ah que buena bienvenida, así da
gusto llegar a casa-dice mientras me carga hasta el sofá-¿lista para las
mejores vacaciones de tu vida mi amor?
-Claro que si loquito, tengo todo
listo- dicho esto tomamos las maletas, las subimos al auto y emprendimos
nuestro viaje. Cuando llevábamos tres
horas paramos a almorzar en un pequeño negocio-Quiero papas fritas y ensalada por favor-ordene a la
camarera.
-Para mí un sándwich extra
gigante por favor, bebida y para ella jugo natural de…-dijo mirándome
fijamente.
-de Frambuesa por favor, eso es
todo – la camarera asintió con la cabeza y se fue hacia la cocina- jajá amor,
tú y tus sándwiches gigantes – el sonrió, saco un mapa y se puso a revisarlo.
Terminamos de comer pagamos y
continuamos ya eran las cuatro y cuarto de la tarde. Escuchamos música
por la radio y conversamos de distintas cosas, hasta que el camino se dividía
en dos, Franco doblo por la derecha, es
una carretera desierta y por lo que veo está algo abandonada, pasadas unas
horas llego la noche, pasamos por un atajo para cruzar la montaña por una
estrecha calzada, curvas continuas, y una neblina espesa que hacía de nuestras vacaciones
una serie de aventura a filo del abismo.
De improviso se cruzó por la
carretera una mujer con su ropa
ensangrentada, agitaba los brazos en señal de ayuda, Franco paro en seco y bajó
del automóvil dejándome preocupada, baje el vidrio para poder oír que decía.
-Ayúdeme por favor acabo de tener
un accidente, mi coche cayó por el barranco y mi bebe está atrapado entre el
asiento y no puedo sacarlo-dicho esto la
mujer se sentó en la orilla del barranco observando como Franco bajaba
hasta que se perdió en la niebla, pasaron cinco minutos, los más largos de toda
mi vida, hasta vi que subía y se veía cada más claro a mi esposo con un bebe que lloraba en sus
brazos, bajé rápidamente a ayudarlo y me pasó al bebe .
-¿Y la chica dónde está?-pregunto
Franco con su cara muy pálida.
-Está ahí sentada en el…- apunte
hacia el barranco pero ella ya no estaba. Mire hacia todos lados buscándola pero
no había señal de ella, me pareció algo extraño.
-Sube al auto Helena-me ordenó con
el cejo fruncido.
-Pero amor, no deberíamos buscar
a la madre del bebe antes de irnos- le dije pero el insistió en que subiera y así
lo hice – ¿Qué sucede amor?-pregunte
mientras miraba con cariño al pequeño bebe asombrada de ver que no se había
hecho daño, solo estaba un poco frío pero de apoco tomaba calor.
-No preguntes te diré apenas lleguemos
a la siguiente gasolinera.
Condujo por aproximadamente una
hora, él bebe estaba dormido y solo podía oír una canción lenta en la radio y
el motor del auto, hasta que paramos en la gasolinera.
-¿Ahora me dirás que demonios te
sucede?, parecemos unos secuestradores de niños-pregunte exaltada.
-Escucha amor, cuando baje por el
barranco no podía ver nada con esa niebla solo me guie por el llanto del bebe,
hasta que llegue al lugar del accidente, el automóvil estaba hecho pedazos, abrí
la puerta del conductor y ahí estaba la mujer con la que hablamos, la madre del
bebe estaba muerta, muy fría al parecer el accidente ocurrió horas antes de que
nosotros pasáramos por ahí ¿entiendes?
Después de escucharlo quedo todo
en silencio, el espíritu de la madre de este bebe nos pidió ayuda para poder salvarlo , probablemente habría muerto de frío.