martes, 14 de mayo de 2013

El Abismo




Soy Helena, tengo treinta años, trece de casada con Franco  el amor de mi vida, nos conocimos en la secundaria y desde ahí que no nos hemos separado. Él trabaja en una pequeña empresa de venta de automóviles, está recién surgiendo, no le va nada mal, ahora saldremos de vacaciones a unas cabañas, será solo una semana pero no puedo estar más contenta, tengo las maletas listas y solo espero que regrese del trabajo, fue a dar las ultimas indicaciones antes de marcharnos, mientras tanto beberé un café cargado, los viajes me ponen algo nerviosa, más aun si debemos estar siete horas en el auto, en fin.

Mientras tomo mi café caliente miro por la ventana esperando su llegada, mis manos se entibian lentamente, es una sensación agradable, amo la cafeína, huele tan bien. Franco llega cuando bebo el último sorbo, corro hacia la puerta a darle la bienvenida, apenas entra a casa salto a sus brazos y lo beso muy fuerte en la boca, sabe a cigarrillos.

-ah que buena bienvenida, así da gusto llegar a casa-dice mientras me carga hasta el sofá-¿lista para las mejores vacaciones de tu vida mi amor?

-Claro que si loquito, tengo todo listo- dicho esto tomamos las maletas, las subimos al auto y emprendimos nuestro viaje.  Cuando llevábamos tres horas paramos a almorzar en un pequeño negocio-Quiero  papas fritas y ensalada por favor-ordene a la camarera.

-Para mí un sándwich extra gigante por favor, bebida y para ella jugo natural de…-dijo mirándome fijamente.

-de Frambuesa por favor, eso es todo – la camarera asintió con la cabeza y se fue hacia la cocina- jajá amor, tú y tus sándwiches gigantes – el sonrió, saco un mapa y se puso a revisarlo. Terminamos de comer pagamos y  continuamos ya eran las cuatro y cuarto de la tarde. Escuchamos música por la radio y conversamos de distintas cosas, hasta que el camino se dividía en dos,  Franco doblo por la derecha, es una carretera desierta y por lo que veo está algo abandonada, pasadas unas horas llego la noche, pasamos por un atajo para cruzar la montaña por una estrecha calzada, curvas continuas, y una neblina espesa que hacía de nuestras vacaciones una serie de aventura a filo del abismo.

De improviso se cruzó por la carretera una  mujer con su ropa ensangrentada, agitaba los brazos en señal de ayuda, Franco paro en seco y bajó del automóvil dejándome preocupada, baje el vidrio para poder oír que decía.




-Ayúdeme por favor acabo de tener un accidente, mi coche cayó por el barranco y mi bebe está atrapado entre el asiento y no puedo sacarlo-dicho esto la  mujer se sentó en la orilla del barranco observando como Franco bajaba hasta que se perdió en la niebla, pasaron cinco minutos, los más largos de toda mi vida, hasta vi que subía y se veía cada más claro  a mi esposo con un bebe que lloraba en sus brazos, bajé rápidamente a ayudarlo y me pasó al bebe .

-¿Y la chica dónde está?-pregunto Franco con su cara muy pálida.

-Está ahí sentada en el…- apunte hacia el barranco pero ella ya no estaba. Mire hacia todos lados buscándola pero no había señal de ella, me pareció algo extraño.

-Sube al auto Helena-me ordenó con el cejo fruncido.

-Pero amor, no deberíamos buscar a la madre del bebe antes de irnos- le dije pero el insistió en que subiera y así lo hice – ¿Qué sucede amor?-pregunte  mientras miraba con cariño al pequeño bebe asombrada de ver que no se había hecho daño, solo estaba un poco frío pero de apoco tomaba calor.

-No preguntes te diré apenas lleguemos a la siguiente gasolinera.
Condujo por aproximadamente una hora, él bebe estaba dormido y solo podía oír una canción lenta en la radio y el motor del auto, hasta que paramos en la gasolinera.

-¿Ahora me dirás que demonios te sucede?, parecemos unos secuestradores de niños-pregunte exaltada.

-Escucha amor, cuando baje por el barranco no podía ver nada con esa niebla solo me guie por el llanto del bebe, hasta que llegue al lugar del accidente, el automóvil estaba hecho pedazos, abrí la puerta del conductor y ahí estaba la mujer con la que hablamos, la madre del bebe estaba muerta, muy fría al parecer el accidente ocurrió horas antes de que nosotros pasáramos por ahí ¿entiendes?

Después de escucharlo quedo todo en silencio, el espíritu de la madre de este bebe nos pidió ayuda para poder salvarlo , probablemente habría muerto de frío.